viernes, 4 de mayo de 2012

HUA HU CHING PARTE III


19 A la persona ordinaria le parece vasto el cuerpo de la humanidad.
En realidad, no es ni mayor ni menor que cualquier otra cosa.
Para la persona ordinaria, existen personas cuya conciencia necesita elevarse.
En realidad, no hay yo ni hay otro.
Para la persona ordinaria, el templo es sagrado y el campo no lo es.
También esto es un dualismo que va en contra de la verdad.
Quienes están altamente evolucionados mantienen una percepción sin distinciones.
Viendo todo, sin etiquetar nada, mantienen su conciencia de la Gran Unidad.
De este modo son sostenidos por ella.

20 Quien es clarividente puede ver formas que están en todas partes, pero no puede ver lo que no tiene forma.
Quien es telepático puede comunicar directamente con la mente de otro, pero no puede comunicar con quien ha logrado el estado de no mente.
Quien es telequinético puede mover un objeto sin tocarlo, pero no puede mover lo intangible. Dichas capacidades solo tienen sentido en el reino de la dualidad.
En consecuencia, carecen de sentido.
Dentro de la Gran Unidad, aunque no existen cosas como la clarividencia, la telepatía o la telequinesia, se ven todas las cosas, se comprenden todas las cosas, todas las cosas están para siempre en su lugar.

21 Todo momento es frágil y huidizo.
Por hermosos que sean, no pueden conservarse los momentos del pasado.
Por gozosos que sean, no pueden guardarse los momentos del presente.
Por deseables que sean, no pueden atraparse los momentos del futuro.
Pero la mente se desespera por fijar el río en un lugar: poseída por las ideas del pasado, preocupada por las imágenes del futuro, pasa por alto la simple verdad del momento.
Quien pueda disolver su mente descubrirá de repente el Tao a sus pies, y tendrá la claridad a mano.

22 ¿Cómo puede verse la Unidad divina?
¿En hermosas formas, en pasmosas maravillas, en inspiradores milagros?
El Tao no está obligado a presentarse de esta forma.
Siempre está presente y siempre está disponible.
Cuando se agota el lenguaje y se disuelve la mente, se manifiesta por sí mismo.
Cuando se cultivan la claridad y la pureza, se revela a sí mismo.
Cuando la sinceridad es incondicional, se desvela a sí mismo.
Si deseas ser vivido por él, lo verás en todas partes, incluso en las cosas más ordinarias.

23 La suprema verdad no puede expresarse en palabras. Por ello, el maestro supremo no tiene nada que decir.
Simplemente se dona a si mismo como servicio, y nunca se preocupa.

24 La conciencia sutil de la verdad del universo no ha de considerarse como un logro.
Pensar en términos de logro es colocarla fuera de tu propia naturaleza.
Esto es erróneo y engañoso.
Tu naturaleza y la naturaleza entera del universo son la misma cosa: indescriptible, pero eternamente presente.
Ábrete simplemente a esto.

25 No todos los caminos espirituales conducen a la Unidad Armoniosa.
De hecho, la mayoría son rodeos y distracciones y no otra cosa.
¿Por qué no confiar en la evidencia y simplicidad del Camino Integral?
Viviendo con sinceridad incondicional, erradicando toda dualidad, celebrando la igualdad de las cosas, cada uno de tus momentos morará en la verdad.

26 Existen dos clases de bendiciones.
La primera consiste en las bendiciones mundanas que se ganan haciendo buenas obras.
Estas tienen relación con la mente y, por tanto, están confinadas al tiempo y al espacio.
La segunda consiste en la bendición integral que recae sobre quienes realizan la conciencia de la Gran Unidad.
Esta conciencia te libera de los vínculos de la mente, el tiempo y el espacio para volar libremente a través de la armonía ilimitada de1 Tao.
Existen igualmente dos clases de sabiduría.
La primera es la sabiduría mundana, que consiste en una comprensión conceptual de tus experiencias.
Como es posterior a los mismos acontecimientos, necesariamente te impide tu comprensión directa de la verdad.
La segunda, la sabiduría integral, implica una participación directa en cada momento: el observador y lo observado se disuelven en la luz de la conciencia pura, y no existen conceptos ni actitudes mentales para disminuir esa luz.
Las bendiciones y la sabiduría que corresponden a quienes practican el Camino Integral y conducen a otros a el, son mil millones de veces mas grandes que todas bendiciones y sabidurías mundanas combinadas.


27 No pienses que un ser integral tiene la ambición de iluminar a los que no son conscientes o de elevar a las personas mundanas al reino de lo divino.
Para él, no existe yo y el otro, y, por ello, nadie a quien elevar; ni cielo ni infierno y, por tanto, ningún destino.
En consecuencia, su única preocupación es su propia sinceridad.

28 Es tentador considerar los vastos y luminosos cielos como el cuerpo del Tao.
Sin embargo, eso sería un error.
Si identificas el Tao con una forma particular, nunca lo verás.

29
No pienses que puedes alcanzar la conciencia total y la completa iluminación sin una disciplina y prácticas apropiadas.
Eso es egomanía.
Los rituales adecuados canalizan tus emociones y la energía de la vida hacia la luz.
Sin la disciplina para practicarlos, caerás constantemente retrocediendo en la oscuridad.
He aquí el gran secreto:
Lo mismo que la elevada conciencia de la verdad sutil se obtiene por medio de la conducta virtuosa y de las disciplinas constantes, también es mantenida por medio de ellas.
Los seres altamente evolucionados conocen y respetan esta verdad.

30
Las palabras nunca pueden portar en sí mismas la belleza de un árbol; para comprenderlo, debes verlo con tus propios ojos.
El lenguaje no puede captar la melodía de una canción; para comprenderla debes oírla con tus propios oídos
Lo mismo ocurre con el Tao: la única forma de entenderlo es experimentándolo directamente. La verdad sutil del universo es inexpresable e impensable.
Por ello, las enseñanzas supremas son sin palabras.
Mis propias palabras no son la medicina, sino una receta, no un destino, sino un mapa para que lo alcances.
Cuando llegues allí, silencia tu Mente y cierra tu boca.
No analices el Tao.
Esfuérzate, por el contrario, en vivirlo: en silencio, sin división, con todo tu armonioso ser.

31
El Tao no va y viene.
Está siempre presente en todas partes, lo mismo que el cielo.
Si tu mente está nublada, no lo verás, pero eso no significa que no esté allí.
Cualquier infelicidad es creada por la actividad de la mente.
¿Puedes abandonar palabras e ideas, actitudes y expectativas?
En este caso, el Tao surgirá a la vista.
¿Puedes permanecer en calma y mirar dentro? En este caso, verás que la verdad está siempre disponible, siempre sensible.

32
El ego dice que el mundo es vasto y que son minúsculas las partículas que lo forman.
Cuando las minúsculas partículas se juntan, aparece el vasto mundo.
Cuando se dispersa el vasto mundo, dice, aparecen las partículas.
El ego está hechizado por todos esos nombres e ideas, pero la verdad sutil es que mundo y partícula son lo mismo; ni el uno es vasto, ni la otra es minúscula.
Cualquier cosa es igual a cualquier otra cosa. Los nombres y los conceptos solamente bloquean tu percepción de esta Gran Unidad.
Por ello, es sabio ignorarlas.
Quienes viven dentro de sus egos están continuamente desconcertados: luchan frenéticamente por conocer si las cosas son grandes o pequeñas, si existe o no un propósito para juntarse o dispersarse, si el universo es ciego y mecánico o la creación divina de un ser consciente. En realidad, no existen fundamentos para tener creencias o hacer comentarios sobre estas cosas. Por el contrario, mira tras ellas y discernirás la verdad profunda, silenciosa y completa del Tao. Acéptalo tota1mente y desaparecerá tu desconcierto.

33
Lo mismo que el mundo puede revelarse como partículas, el Tao puede revelarse como seres humanos.
Aunque el mundo y las partículas no son la Misma cosa, tampoco son algo diferente.
Aunque el cuerpo cósmico y tu cuerpo no son la misma cosa, tampoco son algo diferente. Mundos y partículas, cuerpos y seres, tiempo y espacio: son todas expresiones transitorias del Tao. Invisible, inaprensible, el Tao está más allá de cualquier intento de análisis y clasificación.
Al mismo tiempo, su verdad está allí a donde te dirijas.
Si puedes dejarlo partir de tu mente y rodearlo con tu corazón, vivirá dentro de ti para siempre.

34 Todas las cosas del universo van de lo sutil a lo manifiesto y regresan de nuevo.
Tanto si se trata de la forma de una estrella o de una persona, el proceso es el mismo.
Primero, existe la energía sutil.
A continuación, se hace manifiesta y cobra vida. Después de un tiempo, la vida se acaba, pero la energía sutil continúa, bien volviendo al reino sutil, en donde permanece, o uniéndose de nuevo a las cosas manifestadas.
El carácter de tu existencia viene determinado por las energías a las que te conectas.
Si te unes a energías toscas, amar a una persona, odiar a un clan, rechazar una experiencia o condescender habitualmente en otra, llevarás una serie de vidas pesadas y encadenadas.
Esto puede continuar durante un largo y aburrido tiempo.
El proceder del ser integral es unirse a las cosas más elevadas.
Aferrándose a lo que es refinado y sutil, atraviesa los reinos refinados y sutiles.
Si entra en el mundo, lo hace ligeramente y sin apego. De este modo, puede ir a cualquier lado sin dejar siquiera el centro del universo.

35
El conocimiento intelectual existe dentro y fuera del cerebro.
Como el cerebro es parte del cuerpo, que debe un día perecer, esta serie de hechos, por grandes e impresionantes que sean, también perecerán.
Sin embargo, la percepción interna es una función del espíritu.
Como el espíritu te sigue ciclo tras ciclo de vida, muerte y renacimiento, tienes la oportunidad de cultivar la percepción interna de forma continua.
Refinada con el tiempo, la percepción interna se hace pura, constante e inalterable.
Éste es el principio de la inmortalidad.

36
Es completamente posible para ti lograr la inmortalidad y experimentar la alegría y, la libertad absolutas para siempre.
La práctica de la virtud sin distinciones es medio para alcanzar este fin.
Practicando la bondad y la generosidad, tu vida se armoniza de manera natural con el Camino Integral. Armonizando tu vida con el Camino Integral, empiezas a eliminar las barreras ilusorias entre personas y sociedades, entre oscuridad y luz, entre vida y muerte.
Al eliminar estas ilusiones, obtienes la compañía de los seres espirituales supremos.
En su compañía, estás protegido de las influencias negativas y tu energía vital no puede ser disuelta. Es así como logras la inmortalidad.
Recuerda: no se trata de que quienes cultivan la plenitud de sí mismos no encuentren dificultades en la vida.
Se trata de que ellos entienden que las dificultades constituyen el camino mismo hacia la inmortalidad: no obstante, afrontándolas con calma y abiertamente, aquéllos se desarrollan y, evolucionando alegremente en respuesta a las mismas, se hacen tan naturales, tan completos y tan eternos como el mismo Tao.

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