viernes, 6 de abril de 2012

Trovas , Sencillez ,Sabiduría Natural, Yoga.

Alguien me hablaba de la clarividencia de los trovadores para explicar la simple filosofía de los quehaceres de la vida simple, la que resiste en las aldeas; la sabiduría popular que resiste al paso del tiempo, dentro de la naturaleza y al margen de la locura tecnológica.
Al fin y al cabo Yoga, resulta ser unión con el Universo
El presente poema de escritor cántabro Mauel LLano, apunta con sencilla belleza el sentido y la importancia de la vida en el mundo rural.

No es más robusto el que se alimenta con aves y vinos viejos que el
que se mantiene con centeno y con el agua que brota en los campos.
En el arte sucede lo mismo. No es más universal el que habla
de un rascacielos, de un viaje en avión, de un crucero por mares
lejanos, de estatuas griegas, que el que habla de una choza, de un
paseo de aldea, de la barca que atraviesa un río estrecho, de la
cara de vaca que pinta un niño rural en una pared...
[ Manuel Llano, Monteazor, 1937 ].

Hasta donde los dedos tocan lo caliente
del barro la mano sabe
antes de saber.
Es un saber más vivo, un saber
de ave: águila cigüeña halcón,
animales casi en el fin
como la luz de estos días.
[ Eugenio de Andrade ]
El ojo debe su existencia a la luz.
A partir de órganos animales secundarios e indiferentes,
la luz produce para ella un órgano que le sea semejante,
y así el ojo se forma por la luz y para la luz,
a fin de que la luz interior venga a responder a la luz exterior.
[ Goethe ]
Vale más arroyo que riega algo, que fertiliza un palmo de tierra;
vale más ese pequeño surco de agua, que pozo hondo, arremansado,
sin correr, o que lago bello con orillas arenosas. Yo prefiero a
una rueda de oro quieta, sin hacer nada, una rueda de molino,
andando al son del agua. Con las ideas sucede lo mismo. Es mejor
verlas en trajín de alfarero, de retejador, de hortelano, de cualquier
faena humilde, que sentirlas repujadas, monumentales, hechas
palacio o museo y no dejarlas ver…
[ Manuel Llano, Monteazor, 1937 ]
El pastor es la escoria, lo despreciable, lo que nada vale, lo más ínfimo en la categoría de las actividades campesinas. El labrador es, para esos seres inferiores en hacienda, el amo y señor de las tierras, cuando la aparcería no hurta los frutos ni los ganados. Ser pastor equivale a ser criado, a vivir una existencia desamparada en los montes y en los campos, a guarecerse de las tormentas en una miserable choza o bajo los árboles, a buscar en la noche la oveja que no volvió al redil...
El que custodia los rebaños y recoge amorosamente los recentales que nacen en la sierra y desciende a los despeñaderos a buscar la oveja caída, es el hombre más desventurado de las aldeas. Las mozas huyen de los requiebros y de las zalamerías de los pastores. La pelliza y el zurrón son símbolos de miseria y de inferioridad. Estos hombres están castigados a no gustar las mieles del amor, ni los encantos de un hogar creado por ellos, ni la relativa comodidad de la vida campesina. Cuando blanquean sus cabellos, y flaquean
sus piernas y sienten la enorme fatiga del agotamiento físico, conviértense en mendigos. Ya no pueden subir a los collados.
La trova es una composición poética, recitada o cantada, con una estructura básica de cuatro versos octosílabos con asonancia alterna (abcb) que puede constar de cuatro, seis o cualquier número par de estrofas hasta doce, o bien estar compuesta por un número indefinido de versos encadenados con la estructura antedicha. La trova es un género poético extraordinariamente representativo del patrimonio cultural de Cantabria, enraizado en la tradición oral europea, a la que pertenece de pleno derecho.

Algunos trovadores como el genial Masio el de la Hayuela, muestran claramente una riqueza pedagógica, que bien podemos utilizar en nuestras aulas, para el enriquecimiento cultural de nuestro alumnado.
Cuidemos que las palabras no rompan su hilo umbilical con la tierra.

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